Algunos trazos de economía y comunicación
Hace cien años el mundo incorporó a los automóviles y cambió para siempre. Décadas después a los aviones comerciales. Y en el proceso entre uno y otro, gestó la conexión a distancia y la unió en una gran red: Internet. Los tres inventos hicieron movilizar a las personas cada vez con mayor rapidez y con ello a la economía mundial, que empezó a mover millones y crear todo lo que está emparentado directa e indirectamente con esto, pensalo, son muchísimas cosas.
La conexión a Internet masiva es incipiente en nuestra vida, y lo es tanto que ni siquiera aún estamos viendo la punta del iceberg. En las próximas décadas veremos que lo que conocemos como productos se irá convirtiendo en servicios y en esa sintonía la economía mundial irá a un concepto circular, donde los bienes ya no serán desechables, sino reutilizables.
Veamos: para comprar un par de zapatillas hoy puedo ir a una tienda, elegirlas, probarlas y comprarlas, pero también puedo comprarlas por Internet, pero solo comprarlas. En algunas décadas, las redes sociales crecerán al punto en que sabrán lo que uno consume en su tamaño, preferencia de color y forma, a qué distancia está de ello y el momento exacto en que se necesita. Ya no tendremos que buscar las cosas, sino que vendrán a nosotros.
Facebook trabaja desde sus comienzos con los gustos e intereses. Al principio conectaba a las personas con otras que estudiaban en otra universidad y amigos, después con empresas que promocionaban lo que vendían y hoy conecta los productos que consultaste en Mercado Libre o los destinos para viajar que buscaste en Google para ofrecer publicidad segmentada de algo que, si buscaste, es muy probable que necesites.
Esto abre las puertas a un futuro inmenso, donde los productos ya no serán reciclados sino que reutilizados. Es claro: Internet cada día será más común y accesible y en un mundo donde se necesita producir bienes más durables para proteger el medio ambiente, entonces ya empezaremos a ver como ese par de zapatillas que usaste solo una vez se cambia por una licuadora o lo compra la misma Nike que lo recicla para volver a venderlo.
Todo desde Internet, sin tiendas. Claro que es más difícil imaginar que un drone nos pueda traer el pan, pero, ¿estamos tan seguros de eso? En el caso de los automóviles todos serán eléctricos. La combustión quedará para alguna carrera vintage de la F1. Luego los autos autónomos que se conectan con el celular, las zapatillas recicladas y reservan mesa en el restaurant donde vas a cenar y según tus preferencias de comida, mientras que se guarda una copia del registro de tu recorrido, no sin antes, en medio del viaje, descargar en casa la película que ella te dijo que vieras para después.
Por Luciano Verdi, Lic. en Comunicación Social