«Peluca» Trump y su estrategia para llegar a la presidencia
Entender por qué el señor Trump es el 45°presidente de los Estados Unidos, parece algo improbable. Al menos si lo pensamos desde en un plano superficial, despojado del análisis metódico que requiere el estudio de un proceso que va más allá de la sociedad estadounidense. Pero la verdad primaria es igual en todos los casos: el hombre más mediático del país y uno de los principales multimillonarios del planeta, se convirtió en el presidente de la primera potencia mundial, estado nacional que se caracteriza por una fuerte impronta institucional y donde los protocolos son muy estudiados, para evitar así ridículos actos “payasescos” que pongan en jaque la imagen que se quiere dar. Aunque esta vez no fue así. Y vaya si no fue así.
Todo comenzó cuando Trump publicó un mensaje en Twitter, anunciando su disconformidad ante una medida del entonces gobierno de Obama. Un periodista lo increpó con un “postúlate para presidente si no te gusta”. Y bueno, parece que le hizo caso. Pero esto no se hace de un día al otro, es producto de una muy trabajada estrategia de comunicación y marketing, que fue tan exitosa que terminó por llevar a un personaje de la televisión al sillón de la Casa Blanca. En los siguientes puntos vamos a desmalezar algunas de las principales causas que llevaron a Peluca Trump a su objetivo y en dónde la estrategia de cómo comunicar fue clave.
- En el siglo XXI las bases del poder se construyen desde las redes sociales.
Esta premisa de la comunicación moderna es fundamental para la política de hoy. En Estados Unidos no es obligatorio votar, entonces había que llegar a las entrañas de la sociedad, sitios recónditos donde Trump sabía navegar. Una vez así, proponer en esas aguas un mensaje combativo, de discusión; caldo de cultivo necesario para el debate entre los internautas, donde la idea de este señor como presidente empezó a verse como posible. Twitter fue el arma principal, ya que él mismo es quien escribe y no un especialista en el tema. Esto lo acercaba más a toda a esa masa de público que se compone de jóvenes que buscan, como en toda sociedad, romper con lo tradicional. Clinton, su contrincante, fue mucho más leve en esta estrategia y la selección del público a apuntar fue más generalista, que solo se basó en el miedo de lo que pudiera suceder si lo votaban a Trump.
- Ataque al “enemigo”
Una de las estrategias más polémicas fue la rueda de prensa que realizó con supuestas víctimas de violación de Bill Clinton, esposo de su contrincante, Hillary. Si bien la medida fue una jugada muy delicada porque tocaba un tema sensible para la sociedad y las mujeres en especial, Trump salió airoso de la situación y fortaleció su imagen ante denuncias de similar magnitud a su persona. Sin juzgar qué fue verdad y qué no, el concepto de estrategia, aunque osado, fue exitoso. Esta medida instaló entre los votantes la idea de que Trump iba a ser un presidente “sin pelos en la lengua”, alguien que iba a decir lo que piensa. Y bueno, realmente lo hace.
- Si no puedes vencerlos, únete.
Solo un diario apoyó la candidatura de Trump. El resto de los periódicos se avocaron por la presidencia de Hillary. Ante esta situación desventajosa en los medios de comunicación, Trump hizo lo mejor que le sale, hacer de una situación en contra un concurso de popularidad. Sus particulares discursos empezaron a llenar de publicaciones los diarios opositores, aunque la prensa era negativa, la popularidad como un líder distinto a lo clásico iba en aumento. A fin de resultados, había más noticias sobre Trump en los diarios que de su opositora.
- Idealizar el pasado.
El slogan de su campaña “Volver a hacer a América grande” caló hondo en los estados industrializados, donde la población es mayor y tiene un fuerte apego por lo nacional. En esos sectores, el multiculturalismo había sido un signo de retroceso respecto a otras épocas, cuando la base fabril del país se expandió y generó un progreso sostenido. Además, el racismo en aquellos estados se vive más intensamente que lo que puede ser en California o Florida, sitios donde hay una apertura mucho más permeable a la migración. Punto este último, que Trump utilizó, culpando de todos los males de su país a los extranjeros de países emergentes. Pero claro, el mensaje iba dirigido a las poblaciones de los estados conservadores como Illinois, Pennsylvania, Ohio, Indiana o Kentucky, entre otros, donde Trump es uno más de ellos.
Por Luciano Verdi, Licenciado en Comunicación Social