Nuestras efemérides navideñas
Llega la Navidad y nos pusimos nostálgicos. Ya con varias encima, recordamos cuatro anécdotas que nos marcaron a algunos de nosotros en este día especial, con obsequios y pedidos a Papá Noel un tanto ambiciosos. En el fondo todavía tenemos ocho años, no lo podemos evitar. ¡Feliz Navidad!
El embajador de la paz
Se acercaba la Navidad de 1995 y el pequeño Santi quería el hit del momento: un helicóptero de esos que vuelvan, a radio control. Pero había un condimento no menos importante, solo los nenes que se portan bien recibían regalos y Santi no era uno de ellos. Así que elaboró una muy pensada estrategia, casi infalible; escribirle una carta a Papá Noel. En la misma detalló el juguete que quería y un regalo más, indispensable en toda persona de bien: la paz mundial. Aún hoy espera por su helicóptero. Papá Noel no le creyó.
Las aventuras del pequeño ciclista
Hacía mucho calor en Olavarría, mucho. Cristian cenaba en el patio de su casa esperando la hora señalada. Las doce. Junto al árbol navideño, estaba su regalo, la primera mountain bike de su vida. La emoción era tal que apenas se escucharon los primeros fuegos artificiales, corrió hasta el árbol navideño donde lo esperaba su bicicleta. Inmediatamente salió con ella hasta la calle. Allí se encontró con su vecino, que también le habían regalaron su bici. Oh alegría de ambos, estuvieron hasta el siguiente día pedaleando por el pueblo… Parece que nadie podía contenerlos.
El muchacho almacenamiento
En las últimas navidades de Maxi, en su familia, se había adoptado la modalidad del amigo invisible. Cada miembro de la familia le tocaba regalarse algo a otro y el secreto se mantenía hasta Navidad. Fue así que llegó una en que su primo, que trabajaba en un comercio de tecnología, le tocó hacerle el regalo. Maxi recibió un hermoso paquete que, al abrirlo, contenía un pen drive (es el equivalente actual a un par de medias). Cuenta la leyenda que su alegría fue semejante a otro momento de años atrás, cuando Papá Noel le trajo su primera bicicleta. Y es que algo en él cambiaría para siempre: la pasión por la tecnología y la obsesión por los pen drive; ya que desde entonces compró más y más. Hoy se medica usando discos rígidos externos.
Una que sepamos todos
Había llegado la Navidad para el pequeño Leandro. Su regalo estaba ahí, envuelto, esperando ser abierto. Era un obsequio que le iba a cambiar la vida. Debajo de ese envoltorio había una guitarra, una criolla amplificada marca Gracia. Era la Navidad de 1998, tenía apenas ocho años y hacía ya tres que iba a clases con una prestada, herencia de la mamá. Así fue que aquella Navidad incorporó a su vida un instrumento que lo iba a acompañar los siguientes diecinueve años (y contando) en actos de la escuela, campamentos de amigos y sus primeros días viviendo solo en Mar del Plata. ¿La primera canción? El jingle de Verano del 98´…
Por Luciano Verdi, Licenciado en Comunicación Social