Desafío para Google
El Principito dijo: «Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos». Esta enseñanza del mítico personaje de Saint-Exupéry debería estar escrita en la pared de todas las empresas, incluso Google. Lejos del asteroide donde vivía el pequeño monarca, acá en el planeta tierra parece que ya es innegable decir que absolutamente todo pasa por Internet, de hecho también lo bueno y lo malo.
Como sabemos, Google ha crecido exponencialmente cada año de sus 19 de vida, pero en los últimos el crecimiento fue el mayor. Desarrolló un montón de plataformas y aplicaciones que se vinculan con múltiples herramientas de gestión, todas atravesadas por el servicio de AdWords que se utiliza para ofrecer publicidad patrocinada a potenciales clientes. Pero ocurrió un problema.
La publicidad en Internet funciona de manera (podríamos decir) “lineal”. Un video que es anunciado llega a quienes han demostrado interés en el tipo de contenido que ofrece. De hecho cuando buscamos un video en YouTube (sí, es de Google), enseguida nos aparecen otros videos según nuestras preferencias. Pero este sistema tiene la falla de no discriminar anuncios con el mismo tipo de tema que inciten al odio, se vinculen con contenido sangriento u ofensivo. La estrategia hasta el momento de la empresa era simplemente censurarlos cuando los denunciaban.
Hay algo muy importante de entender en la función de los anuncios; estos no solo comunican lo que dicen, sino también lo que su contexto arrastra. Así fue como McDonald’s, BBC y Lloyds Bank (entre otras) cancelaron su cuenta en AdWords por vincular sus anuncios en las búsquedas de la plataforma a contenido negativo que perjudicaba su reputación. Es claro, ¿qué empresa quiere estar vinculada a contenido polémico? Ninguna.
En este contexto, nace un nuevo desafío: administrar anuncios que no solo lleguen a las personas que tienen intereses en común, sino que contemplen el contexto del patrocinio y así el contenido publicitario de las empresas no sez vinculado a contenido ideológico, polémico o racista.
Desde Google avisan que ya invirtieron “millones de dólares cada año y emplearon a miles de personas para detener las malas prácticas publicitarias”. Donde “eliminaron casi 2 millones de anuncios defectuosos de los sistemas” y “a más de 100 mil editores del programa AsSende y evitando que los anuncios se publicaran en más de 300 millones de videos”, según dijo en un comunicado el director de Google en el Reino Unido, Ronan Harris, país donde comenzaron los problemas.
En tanto, los directores de Google en Estados Unidos se disculparon públicamente y avisaron que han lanzado nuevas herramientas de control para los anunciantes, buscando así mejorar la tecnología para detectar los contenidos ofensivos. Sumando a 10 mil personas por todo el mundo para que ayuden a la valoración de los contenidos.
Gran desafío para el algoritmo de Google al que la intencionalidad y la parte humana de los contenidos le planteó un límite. ¿Podrá? Creemos que sí.
Por Luciano Verdi, Técnico en Comunicación Social.